Escenas inéditas de viajes: Portugal

Este es el último puesto de esta serie de puestos sobre mis viajes, y trata de mi viaje a Portugal durante la Feria de Sevilla. Tal vez publicaré más secciones del diario en el futuro, o secciones de la parte en inglés (habrá una parte en inglés, mis amigos angloparlantes). Pero por ahora, este es el último. ¡Espero que les guste!


16 de abril, 13:39

Estoy en Seara Nova Cafetería en Faro con una galão, que es un café de espresso hecho con mucha leche. Es la semana de Feria en Sevilla, y no quería quedar allí toda la semana. Pensaba en viajar por el norte de España, a Galicia y el País Vasco, pero al fin decidí ir a Portugal, específicamente a Faro y Lisboa, porque quiero experimentar un viaje por un país en que no hablo la lengua predominante. Tengo un conocimiento ligero del portugués, y puedo leerlo más o menos pero hablar o incluso escucharlo es otra cosa. Cuando recibí mi café en este restaurante, le dije al barman “gracias” en vez de “obrigado,” y así debes entender mi nivel de competencia con este idioma.

Pero esto es lo que quería, un país aun más extranjero que España o Cataluña. Además, Portugal es cerca y barato.


17 de abril, 08:57

“Proximo” é o café em que escrivou. É uma cafeteria-snack bar (venga, eso es todo que puedo de Portugués) al lado de la estación de autobuses de Faro.

Ayer disfruté más las cosas que no había planificado que las que sí. Aunque me interesó la catedral de Faro con su retablo de multiples niveles, como un pastel de bodas dorado, y aunque me impresionaba el capillo de huesos de la Igreja do Carmo, me encantaba más el Jardim da Alameda João de Deus. Todos los jardines que he visto en España, o los parques, han tenido en común un carácter arreglado, con ángulos rectos y arbustos cuadrados. Aunque puedan ser bonitos, carecen de algo. Este jardín farense era diferente. Primero, tenía una variedad más amplia de especies, y los árboles exóticos se etiquetaban con su nombre científico. Segundo, el plano era más natural y orgánico, con curvas y descensos. No obstante, el aspecto más encantador del jardín era los pájaros. Había muchas palomas de tipos distintos, un grande pato blanco y muchos pavos reales.

La otra cosa que disfruté mucho, que por cierto no había planificado, era una caminata por las marismas. Después de visitar el jardín, todavía me quedaba molesto por no poder visitar la isla. De verdad, había querido ir por barco a la Ilha da Culatra, pero los barcos (esto es, los de transporte público) solo se operan en el verano, y solo me di cuenta de ese hecho hace dos días. Por eso la molestia, y por el hecho de que en Faro, un pueblo costal, tenías que pagar para visitar una playa, o incluso la Ria Formosa. Mierda, digo. Entonces, me decidí buscar la naturaleza por las afueras de la ciudad.

No lejos del jardín, llegué a una carretera de tierra que corría hasta una zona industrial. Aunque todo que rodeaba la área era propiedad privada, la calle no era así, y parecía que llegaría a las marismas. La seguí, crucé la ferroviaria y entré una zona de favelas y edificios industriales. Adelante de yo una docena metros o más, un hombre dio vuelta y caminó a una área de marismas, con largos pedazos de tierra estrechos que formaban un cuadrícula alargado en la laguna. En ese momento me di cuenta de que había caminos en esos líneas de arena y juncos.

IMG_4294
Vista del centro de aquél cuadrícula, hacía el mar.

Read More »

Escenas inéditas de viajes: Extremadura

En este puesto, tercero en una serie de puestos basados en las entradas de mi diario de viaje, escribo del fin de mi viaje de Semana Santa en Extremadura.


1 de abril, 16:27

Ahora estoy de pie cerca de la Iglesia de Santa Marina esperando los pasos de La Resurrección, por los cuales se terminan las fiestas de Semana Santa en Sevilla.

Me ha pasado muchas veces ahora, pero siempre es un choque de grandeza y gracia acercar de una procesión, oír primero los tambores y luego los clarines, escuchar como el volumen va creciendo mientras pasas más cerca y de repente dar una vuelta y ver el enorme, demasiado grande para cualquier calle, paso que flota sobre la gente como un elefante de oro y flores.

Pues, eso experimenté dos veces en Villafranca de los Barros. La primera era cuando anduve desde la estación de autobuses hasta mi albergue; la cofradía de Nuestro Señor Jesús Cautivo y Nuestra Señora de las Angustias era a la mitad de su recorrido.

IMG_3469
Nuestra Señora de las Angustias.

La segunda vez era cuando, después de no poder registrarme porque nadie estaba en el hostal, regresé a la calle para ver la procesión y en cuanto bajé allí estaban los nazarenos, y a la otra extremidad de la calle estaba el cristo. Es que mi hostal era justo al lado de la plaza en que se situaba la iglesia de la procesión, la Parroquia del Valle. A la plaza y las calles rodeaban niños y otros residentes, sobre todo alrededor de la iglesia. Era muy impresionante esa procesión con pasos humildes de madera y pintura. No hay que tener oro y hilo de plata y 4.000 nazarenos para ser impactante y grande una procesión, creo. La entrada en Villafranca de los Barros era un do mis favoritas de la Semana Santa, en parte por no haber habido tanta gente que no se podía mover. Todo el mundo tenía buena vista de la acción, y parecía una fiesta local, una fiesta de familiares y vecinos, en vez de la atracción turística que yo iba a ver en Sevilla.

Después de verla, subí al hostal, logré registrarme, y me dormí.

21:27

Escribo esta última entrada en mi ordenador, en mi habitación. Se ha terminado la Semana Santa ahora, y mañana las clases empiezan de vuelta. Tengo que hablar ya de Mérida.

Mérida también es como un museo grande al aire libre, pero de sitios romanos en vez de los restos medievales de Toledo. Además, Mérida, igual a Villafranca de los Barros, es mucho menos turístico que cualquier otra ciudad que visité durante mi viaje. Solo oí inglés allí una vez. Los turistas que vienen allí son españoles, o portugueses, pero no hay muchos de Alemania o Inglaterra. Eso disfruté mucho: una ciudad que no tenía que vestirse para ingleses o franceses, una España para españoles. Claro, hay lugares dentro de las ciudades grandes de España en que se encuentran pocos turistas, pero Mérida me parecía cien por ciento una ciudad ibérica. Eso no quiere decir que Madrid es menos español por ser turístico; claro, España gana mucho del turismo, entonces una ciudad turística es bastante español. Pero me alegría experimentar una parte de España distinto de la mayoría de los sitios a que había viajado.

IMG_3513
El teatro romano con pájaros.

Read More »

Escenas inéditas de viajes: Madrid

Este segundo puesto de mi diario de viaje se ocupa de mi estancia en Madrid, y las excursiones que hice durante esos días a El Escorial y Toledo.


25 de marzo, 14:25

Estoy ya en Madrid sentado en una banca en el Paseo del Prado. El tiempo es buenísimo. No puedo registrarme en el hostal hasta las 15:00, entonces mientras espero contaré los sucesos del día hasta este momento.

Me dormía más o menos (o menos) en el autobús. No era cómodo, y cuando me bajé en el intercambiador de Avenida de América tenía que dormirme una hora más en una banca. Luego, empecé el paseo largo a la Puerta del Sol, en que tendría una cita para recibir un abono joven para el transporte público de Madrid. Por algún milagro, al comenzar caminar me di cuenta de que mis calcetines se habían secado. Aunque pesó mucho mi mochila, sin lluvia y sin calcetines mojados la caminata no fue horrible. Cuando llegué a la plaza de Sol, comí un sandwich y un yogur, y en poco tiempo fui a la oficina del intercambiador de Sol para comprar el abono. El proceso era muy sencillo, y después de quizás diez minutos se ha terminado.

Tener esa tarjeta en la mano me daba una sensación maravillosa de libertad. Como esa sensación romántica de tener una coche cuando eres adolescente, aunque nunca he tenido (ni querido) mi propio coche. En un instante, toda la región de Madrid —y una área fuera de esa zona que incluía Toledo y Guadalajara— era dentro de mi alcance. Cien por ciento alegre.

IMG_3012
Puerta del Sol con falangistas.

26 de marzo, 11:28

Nunca he querido que este diario, ni este porción del diario, se convierta en lista. Hoy hice esto. Era divertido. Hacía mucho sol. Blah blah blah. Entonces, no diré todo lo que pasó ayer. No tengo nada para decir de ello. Basta decir que me disfruté, y ya. ¿Y Puigdemont se ha detenido? ¿Pienso? Será una Semana Santa intensa en Barcelona.

Pero basta de eso. Estoy en Toledo tomando café en Ñaca Ñaca, lo cual no me parece precisamente lo más auténtico de todas las cafeterías, pero no importa. Solo quería el café, y incluso los sitios turísticos o no auténticos no pueden arruinar un café con leche. (Pues, esto es, en España).

Ahora, durante toda mi estancia en España y todo este viaje de Semana Santa, he utilizado Google Maps. Lo que hago es descargar un mapa de cualquier ciudad cuando tengo conexión de wifi, y luego navegar por ella sin wifi, pero sí con la GPS (que funciona siempre) y el mapa descargado. Pues, esta mañana olvidé descargar un mapa de Toledo antes de venir aquí, cuando tenía wifi en el hostal. Así, tendré que navegar por el mapa físico de la ciudad y la ciudad en sí. Como he dicho hace unas semanas, muchas ciudades de España son mapas de sus mismas, con físicos puntos de referencia claros, esto es, edificios monumentales que orientan a la gente. Entonces, solo ahora veremos como me las arreglo en un día sin wifi.

He terminado el café. ¡Nos vamos!


27 de marzo, 16:31

Estoy en la tren de vuelta de El Escorial. No te preocupes, escribiré de Toledo (y ¡qué cantidad, las cosas que tengo para escribir de Toledo!), pero ahora quiero escribir un poquito de El Escorial.

Lo que me ha interesado más de este palacio es que representa todas las aficiones de la familia real, o, mejor dicho, los reyes españoles de los siglos XVI y XVII. Muchos monumentos muestran lo que la realeza, o la iglesia, quería imponer o evocar a la gente (“una iglesia tan grande que los que la vieren nos tomen por locos” es presuntamente cómo los que construían la catedral de Sevilla describían su proyecto). Pero El Escorial se construían para la familia real en sí. La Sala de las Batallas, una aula larga con murallas pintadas de conflictos militares entre España y otras potencias, es como un sistema de entretenimiento del siglo XVI. La Sala de Paseo es lo mismo, llena de mapas y pinturas del paisaje, me parece como el equivalente antiguo del documental de Netflix. Hay imágenes religiosos, claro, pero también se puede ver que la familia real disfrutaba los escenarios de acción y retratos de la naturaleza. No hemos cambiado, de verdad.Read More »

Escenas inéditas de viajes: Barcelona

¡Me alegro decir que este es el primer puesto en español de este blog, pero el último no! Este semestre he estudiado en el extranjero en España y voy escribiendo un diario de viaje, lo cual formará parte de un proyecto escolar/memoria de que hablaré más en el porvenir. Por ahora, les presento cuatro puestos procedentes de ese diario. Su contenido tratará de dos viajes que hice este semestre, el primero durante Semana Santa y el segundo durante la Feria de Sevilla (15-21 abril). Escribía mucho durante esas vacaciones, demasiado para incluir en la versión final del proyecto; no obstante, estas entradas me parecen perfecto para este blog, y este blog, en que puedo incluir fotos, me parece un formato perfecto para estas entradas. Entonces, ustedes pueden considerar estas escrituras las escenas inéditas de mi memoria, o si quieran, las pueden leer como si fueran su propia obra. Me da igual, pero en todo caso espero que los disfruten.

Este primer puesto trata de mi estancia en Barcelona.


22 de marzo, 22:09

Estoy en el tren Renfe, en ruta al barrio Eixample de Barcelona, en que se ubica mi hostal. Estoy escribiendo estas palabras a mano, con un lápiz y un cuadernito. Todos mis entradas, desde ahora hasta el final del Jueves Santo, escribiré en este cuaderno, porque no he traído mi ordenador portátil. Pese demasiado, y estoy viajando ligero.

El plan del viaje es así:

  • Vuelo a Barcelona el jueves por la tarde. (Ya hecho. Vale).
  • El viernes irme a Montserrat.
  • El sábado andar por Barcelona, y a las 23:30 salir en autobús para Madrid.
  • Dormir en el autobús. (Con este truco espero ahorrar dinero por no pagar por una noche en un hostal).

(Ahora mismo el Renfe va entre Prat de Llobregat y Bellvitge.)

  • El domingo hacer cosas en Madrid. Tomar chocolate con churros en San Gines. Etcétera.
  • El lunes pasar el día en Toledo.
  • El martes, en El Escorial.
  • El miércoles hacer más cosas en Madrid y después salir para Villafranca de los Barros.
  • El jueves, irme a Mérida (solo duermo una noche en Villafranca para pasar el próximo día en Mérida, porque no hay hostales en esa ciudad, y el alojamiento más cerca está en Villafranca).

(Ahora mismo hemos partido de Bellvitge, y vamos para Barcelona Sants, en cual bajaré).

  • Y regresar a Sevilla el jueves por la noche.

22 de marzo, 10:41

Estoy en la tren del línea R5, con destino del Monistrol de Montserrat. Desde el Monistrol, iré por la cremallera al propio Montserrat. Pero bueno, ya debo hablar del vuelo la noche pasada.

Volé por la aerolínea Ryanair, lo que es conocido entre los estudiantes por tener los vuelos más baratos en Europa. La empresa cumple este hecho por restringir las maletas que se pueden traer, y por cargar dinero para las cosas que suelen ser gratuitas en la mayoría de los vuelos. Esto está en plena vista desde el momento en que se compran los billetes. Pero el otro truco solo va mostrándose poco a poco, y se revela por completo solo al partir el avión. Ese otro truco es la propaganda. Los ayudantes son, más o menos, adbots.

Me explico.Read More »

Riding NaNoWriMo Out

Back Again
My route as generated by Google Maps, with major stops, arrival times, and layovers

I posted about the bus ride to Tallahassee, now here’s the bus ride back to Iowa City—as well as the final day of NaNoWriMo. This bus ride was only 28 hours, starting at 1:00 pm est on Saturday, and ending at 4:00 pm cst on Sunday. I did a lot more writing this time around, so this post is more focused on NaNoWriMo, and there are no pictures. It was mostly the same cities anyway, nothing new to see.

 

I started out at around thirty-three thousand words written—seventeen thousand to go.

1:19 pm est

We’re heading out of Tallahassee now. This bus isn’t too crowded, but there is someone next to me. Hopefully they’ll get off in Montgomery. And hopefully more people won’t get on. These are the hopes.

I’m going to write a bunch of Stuffed now.

 2:24 pm cst

We just stopped in Dothan, and I just wrote a shitload of Stuffed. I wasn’t sure whether or not I would, or if I even wanted to. Completing NaNoWriMo isn’t so much something I need to do to prove that I can, because I already know I can. The question really is, do I want to get this book done faster? So I decided that I don’t want to take months and months to finish books (even the shortest novel I’ve ever written took three months to write the first draft of—longer, including false starts and outlining.) I’m not going to do that when I’m a professional writer, so I’m not going to do it now. If I want to finish book one of Stuffed within two months (I do), finishing NaNoWriMo is a great way to reach that goal.

But really, I wrote so much because it was a lot of fun. The above thinking is only what got me to start writing.Read More »

A 30-Hour Bus Ride, Told in 13 Parts

There
My route as generated by Google Maps, with major stops, arrival times, and layovers

I said I’d probably make a post out of it—here it is. My thirty-hour bus ride from Iowa City to Tallahassee. It’s not much of a NaNoWriMo post, really. My goal was to get to twenty thousand words by the time I reached Tallahassee, but my broader objective was to survive—and this post is almost entirely about survival. To find out whether or not I lived, read on.

5:23 pm (Friday)

At the moment, we’re on I-74 heading south through Illinois, next stop I don’t know where. I know my next stop is Indianapolis, but I think there are stops between here and there.

Before I do anything else, I should recount the first part of my journey.

At two ten today I left my dorm and headed out into the thirty-six-degree afternoon. It was cold, windy, and overcast. The sun sets around four forty-five here, so wherever the sun was behind the clouds, it was already low when I made my way to the bus depot, pulling along my suitcase. The station is just beyond the edge of downtown, where all the downtownish brick buildings give way to construction projects and ragged, crumbling parking lots. So walking to the station feels like leaving civilization, and going out into the wilderness.Read More »

1058 Miles from Home; An Epic Journey from Queso

I am roughly a thousand miles from my hometown now, but it doesn’t really feel like that far. I want to figure out why that is—after all, this is an important aspect of books. A large part of what makes an epic “epic” is a large scope. Scope can be rendered in a large cast of characters, or a long stretch of time, or in huge distances, or in all three. But how does an author make two landmarks feel far apart, without just telling the reader that they are?

The answer that jumps out to me is to show the journey. Show the blown out tires and midnight resting stops along the way. The problem is that I had this experience traveling from Tallahassee to Iowa City. My mom and I drove there over the course of two days. We went through the southern end of the Appalachians and a violent thunderstorm at the same time. We stopped in Clarksville Tennessee and spent the night at a hotel there. We carried on through Kentucky into Illinois, and puffy trees disappeared where expansive fields took their place. We passed by the St. Louis arch crossing from Illinois into Missouri, and finally came to our destination in Iowa City, Iowa.

And yet, I can’t conceptualize the distance between Iowa City and Tallahassee the way I can the distance between my house and Moe’s. It’s possible that this is because I’ve walked from my house to Moe’s. Maybe it’s just that I think of cars as slow teleportation—step into a box, wait, step out of the box and you’re where you want to be. Or maybe it has to do with inevitability. The car ride to Iowa City was as much a part of going to college as writing my application had been. The trip was an item in itself, not an expression of distance. When I walked to Moe’s, it wasn’t some inevitable thing.

For a start, I didn’t even have to go there. Not that anyone’s forcing me to go to UI, but it’s something that I’ve been set on for so long, it’s a fact of life. Not so with Moe’s. I made the decision on the bus ride home from school. It was free queso day, and I was going to take advantage of it. I had several moments of doubt when it was not certain that I would go—mainly, when I looked up on google maps the path that I’d have to take. It was long—fifty minutes. And it was hot out. But I went anyway. Every step was intentional. And now I’m beginning to understand what the difference is—the distance became tangible because it was a force that I had to conquer in order to get my free queso. I had to walk down long, unshaded roads with big hills. I had to consult my map when I cut through windy neighborhoods. Worst of all, I had to go through Frenchtown—the “bad” part of town, directly north of the Moe’s—and avoid all of the irrational racist fears that might be inspired there.

So it’s not enough to just show the distance, the distance must be tangible. It must be brought to bear against the adventurer, it must be clear that this distance stands between the quester and the queso. And there was only one moment where I had any struggle on the road, when I was driving through that thunderstorm and could hardly seen ten yards ahead of me. The rest of it was slow teleportation. All I had to do was sit for long enough, and I’d end up in Iowa.

Interesting.

Maybe I should hitchhike home for Thanksgiving, really feel the distance that way.

Or I could save the risk of (insert nightmare hitch-hiking scenario) and just pretend that Iowa City and Tallahassee are linked by a slow teleportation box called the Greyhound.